La razón de ser de la economía es, en última instancia, la mejora del nivel de vida de las personas. En tanto ciencia social que dirime cuál es el uso más eficiente de recursos —siempre escasos— que tienen usos alternativos, la economía no se circunscribe, por lo tanto, a tópicos dinerarios, ni debe considerársele como cúmulo de consideraciones utilitarias, instructivo para comerciantes, o manual de consumidores.

La comprensión de los fundamentos económicos constituye, en realidad, un imperativo para todos. Porque cada individuo produce en casa o fuera de ella, y es al mismo tiempo ciudadano y tomador de innumerables decisiones cotidianas. Cada persona, en suma, es un agente económico. Y como tal, resultado de su conveniencia entender los mecanismos que posibilitan la creación y el aumento del bienestar material.

En palabras sencillas y con ejemplos concretos, Manuel Ayau delinea esos procesos en este ensayo, dirigido a quienes, con sus acciones diarias y sus interacciones con los demás, protagonizan la dinámica que mejora la calidad de vida de ellas mismos, sus familias y sus comunidades. Entre ellos se encuentran, precisamente, el lector de estas líneas: Usted.